Los primeros tres meses de la vida de nuestro bebé son los mejores y los peores, habiendo una gran cantidad de cosas que iremos descubriendo y que nos abrirán las puertas a un mundo nuevo.
Es fascinante observar cómo los bebés evolucionan y desarrollan nuevas capacidades. Aunque cada bebé nace con unas conductas innatas o reflejas que a continuación os describo.
En el primer mes
Durante el primer mes de nuestro bebé, en el que no haremos más que observarle e ir descubriendo el pequeño mundo que nos muestra, nos sorprenderemos de lo que el bebé hace como acto reflejo.
Si sostenemos al recién nacido sentado, veremos como la cabeza cae hacia atrás dada su carencia de tono muscular en la espalda. Sin embargo, una de las cosas más fascinantes que nos sorprenderán es la consecuencia de estimular la palma de la mano del bebé, dado que ésta se cerrará automáticamente sujetando el dedo o el objeto que hayamos utilizado.
Así mismo, el bebé nace con el reflejo de succión, lo que le ayuda a tomar el pecho y hará que succione todo lo que le pongamos a mano. Por ello, si cuando le cogemos en brazos y le sujetamos contra nuestro cuerpo, no debemos asustarnos si succiona la parte de nuestro cuerpo que le pille a mano.
El recién nacido posee también el reflejo de marcha, esto significa que cuando lo sostienes en brazos y se estimulan las plantas de sus pies con una superficie plana y estable, el bebé “hace como si andara”.
En el segundo mes
Durante su segundo mes de vida, veremos como nuestro bebé pasa de no poder sujetar su cabecita a ser capaz de mantenerse sobre los antebrazos, pudiendo levantar la cabeza hasta 45º sobre el plano de la cama.
Además, veremos cómo el bebé ya es capaz de seguirnos con la mirada a nosotros y a cualquier objeto grande que se desplace delante de él, unos 180º.
A los tres meses
En su tercer mes veremos cómo nuestro bebé consigue levantar la cabeza entre 45 y 90º en posición ventral, es decir, boca abajo. Así mismo, si le mantenemos sentado, es capaz de erguir la cabeza y mantener el cuello recto. No obstante, la musculatura lumbar aún es débil y se cansará pronto, o dejará caer la cabeza.
El reflejo de prensión que ya tenía en el primer mes se acentúa, por lo que el bebé será capaz de agarrar los objetos que tiene a su alcance, pero siendo incapaz de soltarlos voluntariamente.