Cuando hablamos de “otras medicinas” nos referimos a diversos sistemas de atención de la salud que se apartan de la medicina oficialmente reconocida.
Hay numerosas disciplinas que podríamos llamar complementarias, como la acupuntura, la fitoterapia, la homeopatía, la quiropraxia, que son las más difundidas aunque existen muchas otras.
Todas estas son disciplinas ejercidas por facultativos y poseen su método de diagnóstico y su teoría sobre el origen, evolución y curación de las enfermedades, además de un conjunto de conocimientos prácticos.
Dora Ivnisky, que además de ser mi abuela, es la que me explica y me habla de estos temas para escribir los artículos, escribió una monografía titulada “Salud y enfermedad – medicina preventiva y social”, que presentó en un curso del importante Instituto Cultural Ricardo Rojas de Argentina. De este trabajo, se desprenden las siguientes reflexiones que nos ayudarán a entender por qué con la medicina tradicional solamente no alcanza para lograr la salud integral.
Las medicinas complementarias
Las medicinas complementarias, a pesar de la diversidad de sus procedimientos, tienen varias características comunes; por un lado, todas ellas se basan en la estimulación de los mecanismos naturales de curación que el organismo posee; por otra parte consideran al paciente como una unidad, tomando en cuenta todos sus aspectos, tanto físico como psíquico y social, y su integración armónica en el conjunto de la personalidad.
Asimismo, establecen el criterio de normalidad en relación con cada paciente individual y no según datos estadísticos del conjunto de la población; dicho en otras palabras, consideran lo que es normal para cada uno de acuerdo a su constitución y no por comparación con un índice general.
Por experiencia directa y por investigaciones que se hicieron se sabe que las medicinas complementarias logran, en ciertos casos, curaciones o mejoras en enfermedades que la medicina científica no ha logrado tratar satisfactoriamente. En general esto sucede con relación a trastornos funcionales, afecciones crónicas relacionadas con el modo de vida, y patologías de origen psicosomático.
Interacción ideal entre la medicina tradicional y la complementaria
Lo ideal sería que estos sistemas se incorporaran dentro de la medicina oficial, aplicándolos en las situaciones específicas en que se ha comprobado su utilidad; de esa manera, el paciente podría ser tratado integralmente de acuerdo a sus necesidades, sin verse obligado a elegir un tipo de medicina con exclusión de la otra, sino que ambas actúen de manera conjunta.
Actualmente algunos centros de salud de algunos países han incluido dentro de su plantel médico, especialistas en terapias alternativas, sobre todo en disciplinas como acupuntura, homeopatía o flores de Bach y auriculoterapia. Sin embargo esto queda a criterio de cada centro de salud en particular y todavía no es una acción impulsada desde las autoridades de la salud en cada país.
Los curanderos y otras hierbas
Una categoría aparte está formada por los curanderos, que son personas que sin poseer título profesional realizan ciertas prácticas curativas. Se trata de una actividad marginal respecto de la medicina, pero la práctica demuestra que es útil en algunos casos.
Por supuesto, hablamos aquí de los curanderos que de buena fe, que cobrando o no, hacen uso honestamente de los conocimientos prácticos que poseen para atender a los enfermos, y no tienen nada que ver con los impostores y charlatanes que engañan a los pacientes haciéndoles creer en falsos poderes curativos y explotan su credulidad para sacarles dinero.
Es un hecho que gran cantidad de personas de todo nivel social, económico e intelectual acuden regularmente o han acudido al menos una vez en su vida a un curandero en busca de solución a un problema de salud frente al cual la medicina se ha mostrado impotente.
Todo lo que sea útil y beneficioso para mantener o recuperar la salud es válido, cada disciplina y cada práctica deben tener su lugar y su momento. ¿Opinas tú lo mismo?