La colitis ulcerosa es una enfermedad muy compleja que castiga a millones de personas en todo el mundo, la cual consiste de una inflamación de la región del recto y ano provocando pus y sangrados. Está relacionada al intestino irritable, y muy frecuentemente causa diarreas temporales. Las complicaciones propias de la enfermedad son obvias, y además de todo incrementa el riesgo de cáncer de colon.
El tratamiento para la colitis ulcerosa no garantiza una cura de la enfermedad. Desde la medicina alternativa se realiza un aporte al mismo gracias a una reciente investigación realizada por la Universidad de East Anglia (UEA), la cual destaca al aceite de oliva como una posible cura para la enfermedad.
Según los resultados de su investigación, las personas que consumen una dieta que integra al aceite de oliva (como la dieta mediterránea por ejemplo) tienen un riesgo menor de desarrollar colitis ulcerosa. El ácido graso monoinsaturado presente en él sería el responsable de ello.
En cuanto al aceite de Oliva y el Omega 3, hay estudios que dicen que son buenos para la enfermedad inflamatoria, otros dicen que tienen pocas ventajas. Yo digo a la gente que coman sardinas al espeto, esto es una fuente muy rica (y barata) de Omega 3, pero ya he dicho, no produce milagros.
El valor del aceite de pescado y el aceite de oliva está más bien en su efecto beneficioso sobre la arteriosclerosis (corazón, cerebro, piernas etcétera.)
Para cortar las crisis, depende de donde tengas la afectación: si es en la parte izquierda, los enemas ( de corticoides, de entocord o de mesalazina) sirven. Si hay pancolitis, hay que añadir estas medicinas por boca.
Sintomatología
Diarrea hasta (en el tipo de CU crónico) 3 veces cada hora. Pérdida de sangre. Inflamaciones y ulceraciones (hasta superficies grandes). En el tipo crónico: Falta de mucosa y submucosa intestinal en el colon y (más tarde) en el rectum. Falta de movilidad fisiológica del colon. Falta de flora intestinal. Calambres intestinales.
Debido a este proceso: Mala absorbción de vitaminas, electrolitos y oligoelementos (más que nada magnesio, hierro y zinc) y otras sustancias vitales. Sobrecarga del hígado (por colapso del sistema inmunológico intestinal).